Los Amigos - Un pueblo llamado a escuchar

Mensaje a la Sesión Plenaria de la Junta Trienal del
Comité Mundial de Consulta de Los Amigos

por Simón C. Lamb

23 - vii- 2000
Geneva Point, New Hampshire, EE.UU.

Hay un punto de sosiego, en el meollo de nuestro ser, en el fondo del alma. Es el lugar donde se encuentran Dios y lo humano. Es en ese lugar que, al tratar de comprender y conocer a Dios, buscaremos razón a pesar de la pobreza y del hambre alrededor de la tierra. Es allí que nos refugiamos buscando consuelo en momentos de pérdida y pena personal. Allí es que podemos volver cuando luchamos con los retos de la realidad en la experiencia del Cristo viviente, interior. Porque es ahí en el lugar callado que hallamos el silbo apacible.

El año pasadohe estado explorando y tratando de comprender las ideas de la Iglesia primitiva celta, la que originándose en Irlanda entre los siglos V y VII después de Jesucristo, envió misioneros a todas partes de Europa, transmitiendo el Evangelio en la época que se conoce ahora como la Edad Media Baja o Edad Bárbara. Hombres y mujeres como Patricio, Columba, Hilda y Cutberto nos parecen personas de tan honda convicción, que su ejemplo me resulta un desafío personal. Hay bastante de su teología con la cual no estoy de acuerdo y hasta una parte que se basa puramente en la superstición, pero no obstante sus flaquezas, veo aquí un grupo algo reducido de gente que trataba de publicar el mensaje de Cristo haciendo hincapié en muchos de los valores que Los Amigos hemos ensalzado durante los últimos 350 años. Aceptaban el liderazgo espiritual de las mujeres. Ponían atención a las necesi dades de los humildes y los pobres. Creían que el vivir en sencillez era requisito para el bienestar espiritual. Y a la vez que reconocían los poderes políticos que los rodeaban, estos monjes y monjas se daban cuenta de que el poder mundanal no valía nada en comparación con la autoridad de Dios. Es triste que en el Sínodo de Whitby de 664, Roma recuperó la autoridad sobre esta rama disidente de la iglesia cristiana y desde estonces muchos de los valores de la tradición celta comenzaron a desaparecer.

Les digo todo esto porque aunque todos ellos eran mujeres y hombres de acción, su esfuerzo se basaba en una vida de disciplina espiritual. Su influencia pudo haberse sentido en toda Europa, y hay quienes reclaman a fray Brendan el irlandés como el primer europeo en llegar a América, mil años antes de Colón. Pero el énfasis que ponían en la oración y la contemplación era la esencia de quiénes eran. Cutberto es buen ejemplo. Aunque era el obispo de Lindisfarne y posiblemente el predicador más estimado de su tiempo, y aunque se preocupaba tanto por los más pobres que de los más pudientes del mundo, también pasó muchos años viviendo como ermitaño en unas pequeñas isletas de la costa del norte de Inglaterra para buscar la voluntad del Todopoderoso.

Es probable que esta clase de vida, los que habitamos esta edad moderna no la podemos ni imaginar. Es probable que muchos en el mundo actual protestarían que eso no tiene cabida hoy. Pero es aquí que yo quiero que comencemos a explorar el lema de nuestra reunión: «Los Amigos: un Pueblo llamado a escuchar ».

Mientras preparaba este mensaje me di cuenta de que sería imposible abarcar todos los aspectos del tema. Me doy cuenta perfecta de cuántas voces distintas hay que escuchar en el mundo de hoy - ojalá algunas estén representadas aquí y se escuchen durante las plenarias. Aquí me he concentrado en la Voz Única que tiene que escucharse antes de todas las demás en la vida de un cuáquero: la voz de Dios.

Si los Amigos vamos a considerar cómo mejor escuchar, debemos preguntarnos antes: - ¿Qué se nos brinda como ministerio y aliento espiritual para que valga la pena escuchar?

Hoy en día en el mundo de los medios electrónicos se espera recibir el saber en "sound bites" - «bocadillos de sonidos» que son una clase de trocitos de información, chiquitos y fáciles de tragar. Es más: se espera que todo se presente en un lenguaje suave y en un contexto social que nos complazca. Es triste que así sea tanto en la Iglesia como en el resto de nuestro mundo . Luchamos para meter en un paquete cómodo cualquier mensaje que ofrezcamos, poniéndolo en un estilo que ni espera ni exige mucho del público. Esta tendencia que se sigue intensificando durante la época de la Internet es un dilema que los Amigos han enfrentado desde hace por lo menos un siglo.

Mientras que el problema se arraiga desde mucho antes, durante este siglo que se cierra creo yo que las tradiciones principales del cuaquerismo se han contentado con un producto de baja calidad: una forma y experiencia de vida religiosa de segunda clase. En mi propia tradición evangélica, se ha mantenido el enfoque en las Escrituras y la doctrina incuestionable. Los evangélicos hemos adoptado en un grado alto un énfasis muy calvinista en la palabra escrita que los Amigos primitivos rechazaron. Parece que hemos olvidado esas maravillosas palabras escritas como posdata a la epístola emitida por la primera Junta de Ancianos en Balby, Inglaterra, en 1656:

Muy queridos Amigos, estas cosas no os las imponemos como una regla o forma según la cual debéis caminar, sino a fin de que todos seáis guiados con la medida de Luz que es pura y santa; y de esta manera caminando y permaneciendo en la Luz, podáis cumplir estas cosas en el Espíritu - no según la letra, ya que la letra mata, sino en el Espíritu que da vida.

Nos hemos atado al texto en vez de a la experiencia del Verbo. Y no solamente eso. Con raras excepciones como mi propia Junta Anual y tal vez unos cuantos Amigos más, hemos establecido una forma de culto basada en el pastor para asegurar un ministerio consistente y confiable en la adoración. Casi sin excepción (¡y benditas sean las excepciones!) la tradición evangelica ha reemplazado el sacerdocio de todos los creyentes por el sacerdocio de unos pocos.

Pero no sólo los evangélicos tenemos problemas.

Dentro de la tradición liberal, con el curso del siglo, se ha reemplazado la claridad espiritual de Rufus Jones o John Wilhelm Rowntree por una incertidumbre que perturba y es nociva. Ese afán entre los liberales de acomodarse al más amplio espectro de expresión espiritual ha resultado en confusión y falta de dirección. Ha producido una enseñanza muy diluida de las doctrinas de los Amigos primitivos, hasta tal punto que supongo dentro de muchas juntas anuales causaría una enorme incomodidad la carta de Jorge Fox al Gobernador de Barbados. He aquí un extracto de la carta:

Y confesamos y creemos en Jesucristo, Su Hijo amado y unigénito, en quien se complace, concebido por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen María. En Él tenemos redención por su sangre hasta el perdón de todo pecado, y Él es la imagen exacta del Dios invisible, el primero de todas las criaturas, por quien todo lo que hay en los cielos y en la tierra fue creado, lo visible e invisible, sean tronos o dominios o principados o poderes, por Él fueron todos creados.

Lo interesante es que mientras que la epístola de Balby es muy aceptable a los Amigos liberales, la carta a Barbados reconforta a los Amigos evangélicos. Creo firmemente que nos hace falta tanto el énfasis en la espiritualidad basada en la experiencia expresada en Balby como el fundamento doctrinal que proporciona la carta de Barbados. Una Junta Anual que pueda vivir conforme con las dos declaraciones es una junta anual con madurez espiritual. Si va a valer la pena escuchar el ministerio de nuestras juntas e iglesias debemos empezar a desarrollar estos dos aspectos de nuestra fe. ¿Y qué mejor manera que la de aprender los unos de los otros?

Esto no disminuye la necesidad del crecimiento y alimento espiritual de la iglesia, sino lo enfatiza. Los Amigos programados dirán que ya tienen un sistema de Escuela Dominical para Adultos, y que en el culto el pastor les da doctrinas muy bien fundadas. Los Amigos no-programados insistirán que su forma de adoración exige y permite un compromiso más personal al estudio. Algo hay de verdad en las dos ideas. No obstante, sospecho que si se le preguntara a los miembros de su junta cuántos habrán leído la Biblia entera o estudiado con cuidado los Diarios de Fox y Woolman, o la Apología de Barclay o el Testamento de Devoción de Kelly, la respuesta sería bastante pobre.

Ultimamente alguien me comentó durante un grupo de estudio de cuaquerismo en nuestra junta que el Señor me había dado mucha libertad para hablar abiertamente sobre los principios básicos de los Amigos: por ejemplo, de nuestra actitud hacia los sacramentos, o la Luz del Cristo Interior. Sin embargo, creo que al Señor no le resulta más fácil emplear a los que están bien preparados. Si de veras reconocemos el sacerdocio de todos los fieles, pues tenemos que preparar a todos los miembros para servir en ministerio. Esto nos exige disciplina, tanto individualmente como en la comunidad de adoración. La pereza espiritual no justifica nada. Dejarlo que lo haga el Espíritu Santo o la Luz Interior no sirve de excusa. Esperar que el pastor o los ancianos lo atiendan todo no sirve de excusa. Si queremos que la iglesia o la junta sea un grupo que de verdad sabe escuchar, entonces también tenemos que prepararnos para un ministeri o eficaz.

Si es cierto que Fox definitivamente dijo que para él ‘el Espíritu era más fuerte que el Libro’, también se ha dicho de él que si todas las Biblias de Inglaterra hubieran sido destruidas, él habría podido volver a escribirla. Eso es lo que yo llamo la preparación espiritual.

Ahora vayamos a la cuestión del escuchar. He encontrado un número de disciplinas esenciales que me han sido muy útil en la tarea de escuchar a la voz de Dios. Descubrí muchas de ellas y las exploré por primera vez cuando era estudiante. Unos cuantos años después me topé con el maravillosos libro de Richard Foster La celebración de la disciplina, y me di cuenta que él también había explorado estas cuestiones de manera muy cuáquera. Recomiendo este libro plenamente. Repasa estos principios de forma más amplia de lo que se puede esperar en este breve discurso. Sin embargo intentaré compartir con ustedes algunos pensamientos acerca de lo que más me ha ayudado a escuchar a Dios.

Creo que la oración es la médula de la disciplina espiritual de escuchar plenamente. La oración es vital para el bienestar espiritual. Lamentablemente muchos la ven sólo como una forma de desahogarnos de nuestras preocupaciones entregándoselas al Todopoderoso. Sin duda Cristo prometió cargar nuestras penas, pero la oración nos ofrece una oportunidad mucho más amplia. La oración debe establecer una relación de doble vía. No sólo nos sirve para comunicarnos con nuestro Dios, sino que es una disciplina que exige que esperemos, que escuchemos, y que seamos obedientes a la Luz del Cristo Interior. A menudo me acuerdo de las palabras de la carta a la Iglesia de Laodicea que encontramos en el tercer capítulo del Apocalipsis, en la cual se nos dice que nuestra relación con Cristo debe ser igual a nuestro primer amor, lleno de pasión y compromiso.

A pesar de mi fe en la oración, para mí siempre es una lucha continua. Quizás por mi carácter desorganizado y por mi estilo de vida tan atareado, no me es fácil dedicar el tiempo necesario para tan esencial actividad. Pero si no soy capaz de encontrar el tiempo para atender a mi Creador, ¿de qué sirve tener tiempo para cualquier otra cosa? Como muchos de los Amigos me justifico diciendo que es comprensible, que trabajo en muchos comités que hacen buenas obras. Pero en todas partes del mundo los Amigos tienen que tener muy presente que nuestra influencia en el mundo no viene de la colaboración en comités, ni de las oficinas en la ONU, ni del Premio Nobel de la Paz, ni de todos los hechos magníficos de los Amigos históricos que llamamos nuestra herencia. No, nuestra autoridad viene de la realidad de que el Dios viviente está en medio de nosotros mismos. Esto se fortalece al saber que cada día podemos co municarnos - y son muchos que lo hacen - con el Príncipe de la Paz. Y otra vez me acuerdo de Jorge Fox y de las palabras de Willian Penn para describirlo:

Pero sobre todo se distinguía en la oración. La interioridad y gravedad de su espíritu, la reverencia y solemnidad en su comportamiento y forma de hablar, la brevedad y cabalidad de sus palabras, con frecuencia admiraron a los desconocidos, y consolaron a los demás. La figura humana más asombrosa, viva y reverente que he visto o sentido, debo decir, era la de él en oración. Y verdaderamente es un testimonio que él conocía al Señor y vivía más cerca de Él que otros humanos, porque los que más lo conocen, más razón tendrán de acercarse con reverencia y temor.

No es de maravillarse que Oliver Cromwell, el Rey Carlos II y miles más fueron afectados por las palabras y la naturaleza de este hombre. Este era un hombre que caminaba en la presencia del Dios viviente. Y lo más emocionante de todo esto es que ese privilegio no es sólo para unos pocos. Se nos ofrece a todos y cada uno mientras luchamos día tras día con las tareas cotidianas.

Bien cercana a la oración, y también muy al centro de la adoración cuáquera es la disciplina de la espera. A través de las escrituras y en los escritos de los primeros Amigos se encuentran referencias continuas a la necesidad de esperar en Dios. En el libro de Lamentaciones (3: 24-26) se lee:

Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto en el esperaré. Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová.

Y al referirse al Culto Público, Roberto Barclay en la Apología dijo lo siguiente:

Cuando os juntáis debe ser la tarea común de todos y cada uno esperar en Dios. Debe ser un tiempo para apartarnos del pensamiento propio y suspender la imaginación para sentir la Presencia del Señor en medio y conocer una unión verdadera en su Nombre según su promesa. Entonces al estar así juntos todos, cuando todos se reúnen tanto en la interioridad del espíritu como en la exterioridad de sus personas, el poder secreto y la virtud de la vida suelen refrescar el alma. Allí es que los movimientos verdaderos y el aliento del Espíritu de Dios se sienten ascender.

Hay solamente dos expresiones básicas en el centro mismo del cuaquerismo. ¿Qué más se puede pedir en nuestro intento de escuchar a Dios que experimentar el impacto y el soplo del Espíritu Santo de Dios en nuestra vida?

Otro instrumento que me ha sido útil en el intento de escuchar a Dios es la disciplina del ayuno. Ayunar se ha considerado siempre una de las expresiones más estrafalarias de la vida religiosa. Pero también tiene una tradición larga y valiosa en el cristianismo, comenzando con Cristo mismo. Yo mismo empecé a ayunar por un motivo muy específico.

En 1982, cuando tenía alrededor de veinte años , fui a la Trienal en Kaimosí (Kenia), y durante la semana me sentí ilusionado con la idea de una reunión mundial para jóvenes cuáqueros. Acepté con ganas sevir como contacto para los Amigos jóvenes de Irlanda, y luego ya no supe nada del asunto durante un año. Pero en junio del 83 el Amigo responsable de organizar a los Amigos jóvenes europeos consiguió un empleo en Belice. Unos pocos días antes de partir me envió una carta pidiéndome que aceptara esa responsabilidad. No conocía a casi ningún Amigo joven fuera de mi propia junta anual. Aunque me alegré por esta nueva oportunidad, no tenía ni la menor idea de lo que tenía que hacer. Durante los meses siguientes, mientras se integraba este comite que se convertiría en el más fructífero, agradable, y concentrado grupo de trabajo del que h ubiera tenido el privilegio de formar parte, en seguida me di cuenta de que esta Reunión Mundial de Amigos Jóvenes iba a ser una pérdida de tiempo si Dios no jugaba el papel principal. Para corroborar la seriedad de mi compromiso en esta empresa, y del papel de Dios, me comprometí a ayunar durante 24 horas cada semana hasta que se celebrara el evento. No fue por deseo de escuchar a Dios más claramente que adopté esta disciplina. Sin embargo, lo que encontré fue que al ayunar continuamente me acordaba de la presencia de Dios. En última instancia los ruidos de mi estómago hambreado no me dejaban olvidarlo. En un mundo demasiado ocupado, ¿no es de vital importancia que se nos recuerde que Dios está presente y en control, con tan sólo darnos cuenta. Entonces muy a menudo durante los dos años siguientes, mientras nos preparábamos esta reunión, Dios utilizó mi ayuno para recordarme que tuviera fe en el plan divi no.

Recuerdo estar sentado en el jardín de la Universidad de Guilford la primera noche de la reunión y haber llorado. Había dado dos años de mi vida para realizar este evento. Quedé cansado y me di cuenta de que había hecho todo lo posible para que el mismo fuera un éxito. Sabía que había que entregarlo a todos los Amigos jóvenes que habían llegado de todas partes del mundo para participar - ya era suyo. Pero aún más importante y más difícil para uno como yo que disfruta controlándolo todo, era el que tenía que confiar en Dios que su Espíritu Santo estaría trabajando en la reunión. Tenía todavía que aprender que Dios iba a hacer uso de esa reunión como a él mismo le placiera. Por medio de un joven Amigo británico que pasó y se dió cuenta de que estaba llorando, Dios me dio lo que faltaba para tranquilizarme.

Al reconsiderar esa reunión y el impacto de la misma sobre nuestra Sociedad Religiosa, sé que Dios tuvo el control de la misma y que su Espíritu Santo también trabajó en la misma. Esto para mí fue una lección sobre la confianza..

Al escuchar lo que Dios quiso decirme por medio de aquel Amigo joven es un ejemplo de la última disciplina que quiero considerar. Es la habilidad de oír la voz de Dios en el momento menos esperado. Anque pueda parecerles extraño, yo creo que esta concientización nos llega como producto de la disciplina. Como ya he dicho, por experiencia sé que para Dios es más fácil utilizar a una persona bien preparada. En mi propia vida tengo he experimentado que Dios me habla a través de lo muy místico así como por lo más explícitamente mundano, pero sobre todo, Dios me habla a través de la gente.Con algunas personas, son sus palabras que golpean el corazón; mientras que con otros,Dios usa su manera de vivir sus vidas como retos para mi alma.

En este punto quisiera pasar a una cuestión que es relevante no sólo para este tema sino a cada uno de Los Amigo/as aquí reunidos. Si nosotros vamos a aprender de verdad a escuchar a Dios, también debemos aprender a escucharnos los unos a los otros dentro de la Sociedad Religiosa de Los Amigos. Supongo que estoy predicando a los ya convertidos puesto que ustedes todos son los que han venido a esta Trienal. Peo es triste que en casi todas nuestra Juntas Anuales, hay Amigos que quieren distanciarse de los que creen ellos contanimarán su idea del cuaquerismo. Creen en una política de «Salid de entre aquéllos y sed separados». Aunque les sorprenda a algunos de ustedes, creo que el problema es igualmente grande entre los liberales como entre los evangélicos. Un Amigo de la tradición liberal, presente en esta reunión, me comentó una vez: - Los Amigos liberales toleran a todo el mundo menos a los Amigos evangélicos .

La Junta Annual de Irlanda es una cosas muy rara. Según tengo entendido, será tal vez la única Junta Anual en el cuaqerismo de hoy que mantiene alas liberal y evangélica, fuertes y distintas bajo su cuidado. Estas tradiciones diferentes han luchado a veces para mantenerse en unidad y seguir juntas. En ciertos momentos alguna persona de una u otra tradición ha sentido miedo de que su grupo sufra amenazas por influencias tanto internas como de afuera de nuestra Sociedad Religiosa. Pero mientras crecía en esta Junta Anual, he visto que estos temores han sido desafiados por la preocupación tierna de muchos individuos entre nosotros que de veras aman nuestra diversidad. Comprenden que la uniformidad no es una bendición, que no hay beneficio mayor para el alma, que el que un Amigo desafíe tu posición y te pide explicar lo que crees. Muy pronto me di cuenta de que si mi experiencia personal con el Cristo vivinete interior era re alidad - como yo lo sabía - no tenía nada que temer el que me confnrontaran en esa realidad. Todos necesitamos de vez en cuando una espina en el costado …o hasta un aguijonazo.

Nunca creí que se puedan hacer tratosque nos comprometan tan fácilmente.. La fe ganada arduamente no se abandona tan fácilmente. Los Amigos que transan o llegan a acomodos fácilmente suelen ser poco de todo para todos y por lo tanto no valen nada para nadie. Pero hay una necesidad de que cada Amigo/a escuche con ternura y amor, de qué manera Dios habla en las vidas de otros. Bien puede ser que no corresponde a nuestra experiencia; o ciertamente la misma puede ser tan distinta que nos desanime o nos estorbe. Pero si como Amigos siempre hemos creído, que el Cristo Interior labora en cada uno, entonces tenemos que confiar que el Dios viviente trabaja en la vida de todos. Al escuchar a los otros Amigos podemos ser nutridos, animados, desafiados y tranformados por las fuerzas maravillosas del Espíritu Santo.

Antes de cerrar este punto, debo agregar una cosita más: hablando de cada una de las disciplinas, lo he hecho desde una perspectiva personal e individualista. Pero todas sirven igualmente a la comunidad de adoración como al Amigo o Amiga de manera individual..

Para concluir con esta parte, quiero dejarles unos pensamientos adicionales: Si nuestra vida de oración sufre una lucha, también sufrirá nuestra habilidad de escuchar. Si hay límites a nuestra voluntad de obedecer de verdad el llamado de Dios, también se limitará la capacidad de escuchar. Si creamos un dios que nos convenga para nuestras propias necesidades, entonces el verdadero Cristo viviente que vive adentro mengua y también disminuye nuestra habilidad de escuchar. Si andamos cargando culpas pasadas y vergüenza de modo que no podamos ni perdonar ni ser perdonados, otra vez dañamos la capacidad de escuchar. Dios quiere que todos seamos liberados de nuestros fardos, liberados de las cadenas de todas las expectativas, de modo que al final quedemos desnudos delante del Todopoderoso, listos y abiertos y dispuestos a oír de verdad lo que tenemos que oír.

Y ahora, una advertencia: es importante, al tratar de escuchar la voz de Dios, que tengamos cuidado para distinguir esa Voz verdadera de otros pensamientos que vienen de nuestras ideas o de las de otros.Por creer que el Espíritu Santo es la autoridad máxima antes de la escritura, Los Amigos tenemos que tener más cuidado que no nos dejemos desorientar por mociones caprichosas del corazón. Tanto la Iglesia primitiva como los primeros Amigos establecieron unas guías claras y métodos para discernir la voluntad de Dios. No obstante, casi todos los Amigos de hoy o han abandonado o se han alejado de algunos de estos salva vidas. Si hemos de asegurarnos que las inquietudes y direcciones que sentimos, sea como grupo, o individualmente, son de Dios, es esencial que probemos estas direcciones tanto con la Biblia y también por la junta de la comunidad en adoración. Creo que ha surgido bastante confusión en varias Juntas Anuales al pasar los años, simplemente porque los Amigos no quisieron revisar cuidadosamente las guías de esta manera.

Ya sabía yo desde el momento que me pidieron dar este mensaje, que me tocaba hablar en lo personal. Siempre pienso que debo ser honesto y debo compartir mi propia lucha para oír y escuchar la voz de Dios. Jamás me ha resultado una tarea fácil. Aunque me describo como evangélico, no he comprendido nunca porqué algunos evangélicos presentan nuestra relación con el Dios vivo como algo fácil y simple. No me ha parecido así nunca. A veces sé con gran certeza cuando hay algo específico que Dios quiere de mí, mientras en otras ocasiones me pregunto para qué molestarme porque no encuentro claridad para ver el camino hacia adelante. Sin embargo he descubierto que hasta en lo más oscuro e incierto de una lucha, en los momentos cuando no parece nada claro, Dios está allí. Muchas veces he descubierto que muy al final de mi búsqueda de la claridad en dirección, que mi incertidumbre se deb e a los obstáculos que yo mismo he puesto en el camino hacia la Verdad. Me recuerdo a menudo de un cartel que leí afuera de una cuando tan sólo era un estudiante, que decía : «Si te sientes lejos de Dios, adivina quién fué el que se alejó».

Para mí una de las luchas más fuertes ha sido con mi propio Yo, con mi propio ego. Como muchos cristianos, tengo una lucha con ese asunto central: ¿quién está en control de mi vida? Ya sé bien que en la vida diaria tengo la responsabilidad de levantarme y lavarme la cara cada mañana. No me preocupan estos quehaceres cotidianos. La cuestión a revisar es mucho más fundamental. En esencia me reta de verdad para poner mi comfianza en el Dador de la Vida. Muchas veces encuentro entre los Amigos que hacen mucho énfasis en el auto-control. Aunque no quiero de manera alguna cuestionar el hecho de que es vital para cada uno de nosotros que debamos sentirnos contentos y amarnos por lo que somos, esto tampoco debe impedir que nos entreguemos en las manos de Dios. En mi propia vida la lucha de comprometerme totalmente, de entregarme completament en los brazos de Dios todavía continúa.

¿Cómo es que el asunto del control nos atañe a los que queremos escuchar? Es tan simple como esto: ¿de qué sirve esforzarse para escuchar la vocecita callada de Dios en nuestros corazones si al oírlo no decimos más que «qué interesante pues,» y seguimos haciendo lo mismo? Poca razon hay para oír la voz de Dios si sólo sirve para divertirse. Más vale mirar televisión. El propósito de escuchar espiritualmente es hallar la voluntad de Dios para nuestras vidas y luego para la vida de la comunidad de la que formamos parte. Es de igual necesidad vital que cada junta o iglesia de Amigos busque como comunidad en adoración el sendero que les ha señalado Dios.

Intentando hablar de lo personal, me queda una cosa que puedo decir con toda certidumbre; es algo que lo sé por experienta. Hay un Dios que es real y que puede hablarte en el mismo fondo de tu corazón. Y hallarás que hay en ese lugar de sosiego la verdadera Luz del Cristo esperando fielmente, como prometió en el primer capítulo del Evangelio de Juan, esperando con ternura que cada uno responda con obediencia y compromiso igual que san Patricio o Juan Woolman. Esta Luz de Cristo no es una cosa de comodidad porque además revela las faltas y pecados de nuestra vida. Por esta misma razón puede retarnos, sacudirnos, voltearnos al revés. La Luz no se nos impone. Nos espera con paciencia que nosotros escojamos escuchar su dirección. Ya cuando hayamos decidido seguir la guianza del Cristo interior, nos demandará todo lo que somos. Dios no busca un compromiso a medias. Simplemente su Iglesia no necesita los que dan sólo medio corazó n.

Los Amigos, los cuáqueros en gran medida necesitamos examinar nuestro compromiso al Cristo interior, ahora más que nunca. Somos, como los Hijos de Iserael al salir del cautiverio para reconstruir los muros de Jerusalén bajo dirección de Nehemías y Esdras, ¿tenemos que volver a dedicarnos como un pueblo al Dios viviente?

Algunas veces en mis noches de tinieblas del alma cuando no hay dirección clara y cuando el escuchar me parece un ejercicio inútil, me acuerdo de las palabras de uno de los grandes jugadores de crikett ingleses, C.T. Studd, que abandonó la fama y bastante fortuna para ir a servir al Señor en China. Cuando se le preguntó por qué hizo tal cosa, simplemente contestó: -- Si Cristo mi Dios ha ofrecido morir por mí, no queda nada demasiado grande para que yo lo haga por él. - Me quedo preguntándome ¿cuánto es mi compromiso a Dios? ¿Cuánto anhelo, y con cuánta diligencia me esfuerzo para que el Reino de Dios sea una realidad aquí en la tierra , ahora al comienzo de un tercer milenio? ¿Dejo revelar la Luz de Cristo claramente en mí? ¿Todavía escucho?

D. Pablo Stanfield, traductor
Loida E Fernández G y Benigno Sánchez-Eppler, editores.
23 de julio del 2000

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